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Objetivo,… ser feliz.
Fecha: 14 de Octubre de 2012
Lo creamos o no, la finalidad de esta vida terrenal es que todos tengamos gozo (estado superior a la felicidad), y poco tiene que ver que una persona sea religiosa o no, creyente o atea, de una u otra raza, absolutamente todas dedicarán cada uno de los dÃ
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Objetivo,... ser feliz. |
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La búsqueda de la felicidad es tan antigua como la humanidad misma. Desde el principio el hombre siempre ha estado obsesionado por ser feliz, y para ello ha empleado y emplea múltiples y peregrinos medios que rara vez le permiten ni siquiera a acercarse a ese estado. |
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En diferentes libros considerados como sagrados por distintas religiones (Biblia, Libro de Mormón, Corán, Vedas, etc.), están claramente escritas las reglas y enseñanzas que conducen a la felicidad, y se indica de forma clara y sencilla que el hombre (o mujer) que no cumpla esas reglas jamás podrá ser feliz; pero como una de las cualidades negativas más características de los seres humanos es su necedad, a lo largo de los tiempos se han empecinado en alcanzar el tan ansiado estado despreciando las enseñanzas de esos libros, y buscando atajos que, irremediablemente, conducen al fracaso. Lo creamos o no, la finalidad de esta vida terrenal es que todos tengamos gozo (estado superior a la felicidad), y poco tiene que ver que una persona sea religiosa o no, creyente o atea, de una u otra raza, absolutamente todas dedicarán cada uno de los días de su vida, de forma consciente o inconsciente, a intentar ser felices. Para un cristiano hay dos Mandamientos que son fundamentales, el primero: "Amarás a tu Dios sobre todas las cosas", y el segundo que resume todos los demás y que dice: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Para una persona que no crea en Dios, o no acepte la religión, el primer mandamiento no tiene ningún sentido; pero el segundo si debe tenerlo porque traducido a "lenguaje ateo" es lo que todas las culturas están de acuerdo en llamar "La Regla de Oro", y que popularmente viene a decir: "No le hagas al vecino lo que no deseas que él te haga a ti". Siempre me he preguntado ¿por qué nos resulta tan difícil de comprender? ¿A quién le gusta que le mientan o le roben?,... ¿y que le peguen o le maten?,... ¿y que le calumnien o difamen? ¿Sería normal que alguien, a no ser que fuera un enfermo, estuviera de acuerdo en que le maltratasen de alguna forma? No, claro que no. Entonces, porque una y otra vez nosotros le hacemos eso a los demás y nos empeñamos en ser felices. ¿Por qué muchas personas juzgan y critican, murmuran, "cotillean", y condenan a los demás mientras ellas hacen o harían lo mismo si estuvieran en las mismas situaciones? Jesucristo dijo: "¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano" (Mat., 7:5); y esta simple y clara enseñanza lo resume todo. Nadie puede ser feliz si las personas que tiene a su alrededor son infelices, y éstas no pueden ser felices si nosotros nos empeñamos en maltratarlas y echarles la culpa de todo lo que nos sucede. Por eso el segundo mandamiento y la regla de oro (son lo mismo), nos dicen claramente que si queremos ser felices debemos esforzarnos por hacer felices primero a los demás. Si nuestro objetivo es ser felices, esforcémonos por sembrar felicidad; y comencemos por nuestro propio hogar, por nuestra familia; porque, ¿qué podemos esperar que suceda en el futuro si hoy no les enseñamos a nuestros hijos la Regla de Oro, y lo hacemos con nuestro propio ejemplo? |
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